Cuando el Covid llega a casa

“Fue casualidad que mi pareja y yo estábamos en casas distintas cuando me hice la prueba y di positivo a Covid, así que yo me quedé sola con mi bebé Victoria, de once meses.
Jamás me había sentido peligrosa, pero en ese momento pensé en todas las personas a las que pude haber contagiado sin saber. Sentí culpa. También sentí miedo por mi hija. Su pediatra me tranquilizó y recomendó que le haga la prueba solo si mostraba síntomas, y que le siguiera dando teta porque eso la ponía más fuerte. Felizmente, ella lo tomó como una campeona y sin ningún síntoma.
Cada vez que me sentía a punto de colapsar, pensaba en todas esas mamás que estaban incluso más complicadas que yo. Traté de canalizar energía positiva. Y le hablaba mucho a Victoria. Le explicaba: “Perdóname, estoy cansada, no me siento bien, no eres tú”. Qué importante es hablar con nuestros hijos, así sean bebés.
Cuando eres mamá, no importa si estás enferma o no, tienes que pararte de la cama, no te queda de otra. Ese impulso es puro instinto, es puro amor. A partir de que te conviertes en mamá surgen muchos miedos, pero estos no nos pueden inmovilizar. La mente es muy poderosa”.
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